Hacía dos años que no tocaban
en un teatro de la capital, y este, en especial, tiene una acústica muy pero que
muy buena y un ambiente acogedor a más no poder. El pasado jueves, Alejandro
Pelayo, Toni Brunet, Oscar Ybarra y Leonor Watling llenaban el Teatro Lara de
Madrid.
¿Impecable, íntimo y sensual?
Podríamos definirlo con mil y un adjetivos, pero si nos quedamos con alguno,
sin duda, fue un directo de lo más autentico. Abrieron con You won´t have
me de su anteúltimo disco Life in the treehouse, y continuaron combinando
temas antiguos con todos los de su nuevo trabajo Un día extraordinario, su
primer álbum en castellano. Todas las canciones
sintetizadas a un sonido más virgen y natural, sin adorno excesivo. Y quizá, a un tempo más sosegado
del que estamos acostumbrados a escuchar en sus discos. De este modo, nos
demostraron una vez más, que da igual como lo hagan, la banda funciona, y por
eso, pueden jugar a traducir cada directo como quieran. Destaco en especial el
ambiente que generaban, cercano y sencillo, y temas como el delicado Pequeño
vals con un sonido más limpio y puro que nunca, o un agresivo e hiperirónico Si yo fuera otra. Se nota tanto que Leonor es
actriz… caracterizaba cada una de las canciones y parecía que nos las cantaba
uno a uno, mirándonos a los ojos, de tal manera, que incluso llegaba a intimidar, muy divertida. Versionaron El sitio de mi
recreo de Antonio Vega, toda una apuesta para ellos, o Semilla negra de Radio futura, que sonó
tan bien... fue una mezcla entre fúnebre y desoladora, con un toque sureño que disminuía la pena. También reventaron The
answer (tema que interpretan con Rufus Wainwright), impecable. Hicieron un pequeño amago de
irse con Dance, dance, dance pero terminaron cayendo muchas otras, como el
clásico It's all right, o Lo que
sueñas vuela (cuyo intro es muy similar al de Bob Esponja) y cerraron con Save the moon, acompañado de mucha garra, mucha trompeta y unas palabras de
Ale, metiendo caña política.
Hacía mucho tiempo que no
salía ni tan llena, ni tan contenta de un concierto… Fue genial, y durante un
par de horas parecía que a todos se nos había olvidado la que estaba cayendo
fuera.
Gracias por esta cronica...Me hubiera encantado estar...nunca he salido de un concierto de Marlango sin esa sensacion de la que hablas...es una sensacion magica..
ResponderEliminarMar