El año 2012 nos ha traído, en muy pocos meses, muchas cosas. Unas muy buenas, otras simplemente buenas y las hay también muy malas. Sin embargo, dentro de esas “cosas muy buenas” que hemos tenido la oportunidad de vivir, nos hemos encontrado con Lo que más, el nuevo disco en solitario de uno de los músicos más auténticos del panorama nacional: Rubén Pozo. Lo que más es un disco compuesto por doce canciones, entre las que destacan Chavalita, Pegatina o la canción que da nombre al elepé: Lo que más. Se trata de doce canciones sinceras, bailables y sobre todo que cuentan cosas. Si quieres “bailar un poquito por la habitación”, a continuación te ofrecemos la entrevista que, el pasado lunes, nos concedió Rubén Pozo.
Muchas de estas canciones que han sido grabadas coinciden con las primeras tomas, suena más natural, más veraz y todo da como resultado un disco de rock and roll bien sincero y honesto de canciones. Cuéntanos un poco cómo fue esa grabación y el aporte de ese gran productor, Juan de Dios, al disco.
La grabación se ha basado sobretodo en músicos tocando juntos en una habitación, con lo cual cuando llegamos al estudio para grabar todos juntos el trabajo se tenía que haber hecho antes. Entonces estuvimos ensayando un mes entero en un local preparando las canciones, sacando los arreglos…y luego con Juan de Dios el hecho de grabar, éramos cuatro músicos, Datz a la batería, Joe Eceiza a la guitarra, Alvin al bajo y yo con la guitarra y cantando, necesitaba una persona en control que estuviera escuchando la realidad de lo que estaba pasando. Porque cuando estás tocando todos dentro del estudio, con los cascos puestos y tal, hay veces que tienes tomas que te parecen muy buenas, pero luego cuando lo escuchas en control dices “ey, no era tan buena”, y viceversa, puedes decir “joder, esta ha sido un poco floja” y de repente llega Juan de Dios “¡esta ha sido maravillosa!”. Ese ha sido su papel, aparte de tener una visión a vista de pájaro de las canciones y ver lo que faltaba a cada canción o lo que le sobraba. Es un tipo que tiene un oído privilegiado y del que yo me he aprovechado (risas).
En canciones como Nombre de canción, el gran comienzo del disco, defiendes tu faceta de gran guitarrista de nuestra música, y en otras como Chavalita o Rucu rucu deja claro que te encuentras en tu mejor momento como compositor. ¿Cuál fue la canción del disco que dio más guerra a la hora de salir adelante?
La que más me costó de composición es Chavalita…es que no, tenía la canción, tenía la letra, los acordes, la melodía, pero después tienes que buscar un traje para vestir la canción. No sabes si tiene que ser con poca ropa o con mucha, más desnuda, más a guitarra y voz…y fue la que más costó. La hicimos rápida, lenta, hicimos una bossa nova, una canción así más pop, y al final se quedó en un medio tiempo de rock a piano, un poco a la instrumentación que utiliza Bruce Springsteen con la E Street Band, que es como un rock con un componente muy fuerte de piano. En este caso fue Juan de Dios el pianista, que me encanta como le da a las teclas. Este fue quizá la que más guerra nos dio, el resto fueron más rodadas. Y con Nombre de canción, la verdad me parece como de los temas rock del disco, me parece que hay unos que son muy rock y unos que son más tirando hacia el pop más melódico. Y Nombre de canción me parece como el que define la parte rock y Rucu rucu sería la parte más melódica y que más se acera al pop. Ahora estoy muy Chavalita, me gusta cantidad como ha quedado.
Llevas muchos discos a tus espaldas, pero este como primero en solitario, ¿qué sientes en el primer momento en que te ves tú solo contra el mundo defendiendo tus canciones? ¿Qué ventajas e inconvenientes estás viendo al ser el principal foco de atención?
Me siento genial. La verdad es que tengo más peso encima, más responsabilidad, siempre he sido animal de banda, siempre he estado en conjuntos, como dicen las abuelas: “¿qué te vas a tocar con el conjunto?” (risas). Pues sí, siempre he estado ahí. Y en este momento, este es mi primer disco en solitario y ha sido tan especial para mí, todo lo que ha pasado, por qué y cómo. La verdad es que ahora me digo no sé por qué no he hecho esto antes, supongo porque las cosas suceden cuando tienen que suceder. A nivel personal y artístico me está aportando tantas cosas este trabajo, mi vida es mejor desde que he hecho este disco. La verdad es que no echo de menos nada, la verdad es que estoy, ya te digo, he descubierto un mundo nuevo, un horizonte nuevo. La vida hasta entonces para mí era como mirando por un tubo y ahora no hay tubo, tengo 360 grados de visión. Tengo más trabajo, pero lo celebro (risas). Encima joder, en tiempo de crisis que estamos ahora y tengo trabajo más de lo habitual, ¿de qué me voy a quejar? Sería un capullo si me quejara.
A los artistas con más trayectoria que hemos entrevistado siempre les preguntamos acerca de su primer concierto, cómo lo recuerdan, alguna anécdota de él, qué canciones sonaron, ¿nos podrías hablar de ese primer concierto de Rubén Pozo?
(Risas) Sí, me acuerdo perfectamente, vamos, segundo a segundo. Fue con una banda, éramos los colegas de clase, yo estaba en segundo de BUP, tenía quince años, éramos gente del instituto y luego el cantante estudiaba en un sitio que se llamaba el CEU. Ahí tenían un salón de actos, llegó la fiesta de Navidad y se podían apuntar grupos para tocar, nosotros nos apuntamos, éramos malísimos. Me acuerdo que hicimos No hay tregua de Barricada y Blitzkrieg bop de los Ramones. Y me acuerdo perfectamente, me acuerdo salir ahí, un anfiteatro de un instituto lleno de gente, era por la mañana, a las 11 de la mañana, la hora que se hacía la fiesta esa. Muchísimos nervios, pero me quedé alucinado con ver tanta gente, era la primera vez que tocaba delante de…de gente. Iba a decir de tanta gente, pero no, de gente que no fueran mis amigos. Me dio un zapatazo en la cabeza y ya decidí que yo quería hacer eso todo el rato.
Otro proyecto muy interesante con el que te hemos visto sobre los escenarios este último año ha sido con Hot Legs, una formación con lo mejor de lo mejor del rock de aquí. ¿Un capricho personal vuestro? ¿Cuál es el futuro de Hot Legs?
Hot Legs es un divertimento. Nos hemos juntado gente que tiene otros proyectos, cada uno está en una cosa. Está Carlos Tarque de M Clan, está Sara Rubia, Jokin al bajo, Iosu a la guitarra, que ellos dos tocan con todo el mundo, Leiva a la batería y yo a la guitarra. No nos planteamos nada con este grupo más que juntarnos cada dos o tres meses, dar un concierto en una sala donde nos dejen y es la excusa para juntarnos, darnos unos abrazos, para divertirnos un rato en el escenario e irnos un rato de fiesta después, emborracharnos un poco y celebrar nuestra amistad. No hay nada pensado de hacer, ni disco ni nada, porque para empezar son todo versiones de clásicos del rock de los sesenta y los setenta, canciones que no tenemos ni que ensayar porque nos las sabemos todos al dedillo…y yo creo que la gracia de este proyecto es eso, que se quede ahí, en ese sitio. Es pura amistad.
Y tu compañera de Hot Legs, Sara Íñiguez, colabora en ese dueto de la canción Ozono, ¿cómo nace esa colaboración?
La cosa es que yo quería hacer un dueto en Ozono, quería una voz femenina. Pensaba que le podía ir muy bien una doble voz, pero no pensaba en un coro así por detrás de mi voz, sino cantar la canción con una chica a la vez, a dos voces y el mismo nivel de volumen. Y llamé a Sara porque con esto de Hot Legs hacemos cosas juntos, aparte que tenemos una amistad, quedamos para comer, ir a un bar y cosas así. En Hot Legs hacemos una versión de Bob Dylan que se llama Oh sister, que es una canción a dos voces y la cantamos ella y yo, y Ozono es un poco como nuestro Oh sister en castellano. Canta muy bien, pero no hace alarde de ello, no hace ni gorgoritos, ni cosas así que hacen todos los de Operación Triunfo (risas). Me encanta cómo ha quedado Ozono con Sara.
Y a lo largo de todos estos años has tenido el lujo de colaborar con muchos compañeros de la música y suponemos que la colaboración con Joaquín Sabina con esa canción, Embustera, debe haber sido un paso importante, ¿qué siente uno al poder compartir talento con alguien como Sabina? ¿Y alguien con quien te quede por colaborar quizá como un sueño o capricho personal?
Yo cumplí un sueño, claro. Cuando era más canijo escuchaba a Sabina y decía “este tío es un extraterrestre”. Nadie hace canciones mejores que las de Sabina. Sus letras son un puñetazo a la cara, las buenas de Sabina con la primera frase ya te han atrapado, esa es mi sensación, vaya. “Lo nuestro duró lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks”, esa es tan genial, ese arranque, que me voy a escuchar al dedillo todo lo que me digas en esta canción, ¡cuéntamelo todo! Y para mi haber tenido la oportunidad de hacer una canción con él y con Benjamín Prado, que era coautor de Embustera, ha sido un sueño cumplido. Y estar en el estudio ahí con todos sus músicos, Pancho Varona, García de Diego, sus productores…y estar en el control, que él se meta en la cabina a empezar a grabar Embustera y que, de repente, diga por el micro (imitando la voz de Sabina): “A ver bueno, quien me ayuda en esta canción es Rubén, que se acerque él y yo hablo con Rubén”. Joder, esto no está pasando, me van a pellizcar y me voy a levantar en mi cama. Me hizo mucha ilusión. Y soñar es gratis, si algún día sale algo con los Rolling Stones voy a estar más feliz que una perdiz.
Decidí comprar el disco, y además en vinilo con edición digital de regalo.
ResponderEliminarMe jodía piratear a un tipo que realmente ama la música y que joder, merece cobrar por ello como un chef que cocina algo delicioso y al que nadie le cuestiona el porqué vende algo a un precio en un restaurante cuando ni siquiera ha dado la oportunidad de probarlo antes...
Pues por experimento, aunque lleno de confianza, lo conseguí enseguida y desde luego ha sido la mejor compra que he hecho desde hace... Uf... No me acuerdo.
Resumiendo: Me ha gustado.
Tenía grandes espectativas en un "secundario" que nunca lo ha sido: Por Buenas Noches, Pereza y tal; pero se me quedarón cortas. Me parece un disco "auténtico" hasta en el genial baile de estreno y desde el minuto 1. Una obra generosa no sólo en el número de canciones, sino en estilos y que se ve acompañada sin embargo por una humildad en formas que sólo un genio podría permitirse en algo tan estupendo. Seguroamente no necesita "fingir" que es grande con grandes artificios porque sencillamente lo es. Pero que grande ha quedado. Y que bien.
Un viaje bastante variado y creo que lleno de una ironía tanto en música como en letras tremendamente inteligente y díficilmente igualable. Alegre, y triste, con una voz inolvidable que seguramente suspendería en una academia de canto -como Sabina- pero que consigue un estilo junto a su banda tremendamente único y capaz, aunque ya lo dudaba, de haber demostrado que en la música no todo estaba inventado y que de unas "herramientas" clásicas aún puede obtenerse mucho divertido, y triste, y muy bueno.