Foto de Albert Vaquero |
El pasado jueves tuvimos en la
capital un concierto de esos que no puedes dejar pasar. Era ni más ni menos que
la celebración del décimo aniversario de La Sonrisa de Julia y, para ello, se
acompañaron de Ruidoblanco.
En nuestra última entrevista
Ruidoblanco nos prometían ofrecernos un show totalmente distinto a lo que
podemos encontrarnos en su disco, algo único, y se notó una potencia
considerable y una energía que llego el directo a un nivel superior. Bien es
cierto que no eran la cara más conocida del cartel, pero desde el primer
momento las primeras filas coreaban sus canciones. Empezaron fuerte, hay que
reconocerlo, tras El tipo más feo
soltaron los pesos gordos, dos singles, esa Palabras
que apagaron el incendio que tienen con el gran Iván Ferreiro y Octubre. Aseguraron que iban a tocar el
disco debut entero, quizá el repertorio fue excesivo actuando de teloneros,
pero siempre es un lujo poder oír íntegramente el disco de una banda cuando
pasa por tu ciudad. Banda cohesionada que, a pesar de su juventud, tienen un
directo arrollador llevando sus canciones por el camino adecuado. La Sonrisa de
Julia llego a continuación ofreciendo a los allí asistentes un concierto de lo
más completo, no se dejó ni un solo tema y, claro está, se hizo especial hincapié
en su último trabajo, El hombre que olvidó su nombre (2011). Marcos Cao, el
hombre unido a su guitarra, con esa voz tan característica suya, no paró un
momento quieto en las dos horas que duró el show acompañado de sus compañeros
Curro Moral al teclado y Raúl Delgado a la batería, pero a la batería de pie,
alucinante. Qué decir de esta banda, sus discos son testigos de buenas
canciones y los directos de lo bien que saben interpretarlas, conectar con su
público y, ante todo, humildad. Comenzaron con Bipolaridad, alzamos nuestras voces con ellos en Grito, y sonaron aquellos hits del
pasado como Libres o Llevo tu voz. Marcos Cao, incapaz como
tantos de nosotros de volver la vista a otro lado, manifestó su indignación
hacia la situación actual, introduciendo la canción América a la vez que nos pedía que nosotros, los ciudadanos, no
somos esclavos y debemos asumir nuestra responsabilidad para realizar los
cambios en lo que no funciona. Un extenso repertorio donde no faltaron Euforia, Luces de neón, las más recientes
Puedo, El hombre que olvidó su nombre
o Extraño, e incluso un adelanto de
lo que será su próximo disco, El viaje del sonámbulo, Muevelo. Una gran noche de buena música en la Sala Caracol, por
muchos años más de La Sonrisa de Julia y también de Ruidoblanco.
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