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Foto de Andrea Gandarillas |
Xoel López volvió de las Américas, el
hijo pródigo predicó su música, la música de la que se había empapado en sus
aventuras al otro lado del océano, y ahora vuelve a irse, pero antes ofreció un
concierto mágico en La Riviera (Madrid) el pasado sábado y allí estuvimos
nosotros presentes.
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Foto de Andrea Gandarillas |
Atlántico, el disco en el que el gallego ha
decidido presentarlo con su nombre y apellido, dejando a un lado Deluxe,
muestra unos aires claramente diferenciados con respecto a su anterior
proyecto, pero realmente mantiene la misma esencia. Si escucháis
Reconstrucción, último álbum de él como Deluxe, se pueden apreciar similitudes
con canciones de Atlántico, si bien es cierto que la instrumentación de este es
más latina, el espíritu sigue siendo el mismo, e incluso, aunque suene a tópico
decirlo, el músico se encuentra en una madurez musical incuestionable. Tras una
gira realmente breve, pero que le ha llevado tanto por salas como por
festivales de la península, Xoel decidió hacer una nueva pausa y finalizar la
gira de Atlántico en La Riviera. La verdad es que fue un concierto muy
especial, de esos que mientras lo estás viviendo sabes que lo recordarás tiempo
después pues mirabas al público y coreaban cada una de las canciones con una
sonrisa en la cara, lo estaban disfrutando y no dejaban de bailar, desde la
primera, Caballero, a la última, Adiós corazón; venga, decidme qué hay
más bonito que eso. Un extenso repertorio, nada menos que veinticinco canciones
sonaron en la despedida, entre ellas la inmensa mayoría del disco, pero también
las canciones más queridas por los seguidores de Deluxe, así como algunos temas
de Lovely Luna, entre ellos un Parando el
tráfico llevado al terreno de la cumbia que sorprendió gratamente.
Tras
ella Buenos Aires,
esa declaración de amor hecha poema y, a su vez, hecha canción, del músico a la
ciudad que le acogió en su aventura americana, y a continuación le llegó el
turno a Que no: Xoel volvió a
colgarse la guitarra eléctrica, la banda se convirtió en una banda rock de
cuatro integrantes, donde todo fan de su anterior etapa se sabía al dedillo la
letra, y Deluxe volvió a sonar en la sala madrileña. El músico invitó al
subirse al escenario a un seguidor suyo estadounidense que descubrió gracias a
un video de Internet donde el fan había sido grabado tocando en su graduación
para todos sus compañeros la canción Reconstrucción.
Scott dejó con la boca abierta a todos los asistentes por sus dotes con la
armónica, donde además de La boca del volcán
volvió a interpretar, esta vez con su ídolo, Reconstrucción.
Después de esta colaboración y un breve
set donde el músico gallego se sentaría al piano y podríamos oír tanto Rostro de actriz como De vino y espejos, otro invitado
aparecería, Félix Arias, su compañero de batallas en Lovely Luna, quien aportó
su magnífico fingerpicking a la
guitarra en canciones como Por el viejo
barrio (plegaria) y Tierra,
canción que confesó Xoel se había convertido en la canción de su vida. Los bises llegaron con una versión de Ver en la oscuridad en la que hasta su
inseparable Juan de Dios y David Quinzán se unieron a la voz. El amor valiente, aquella bella canción
de Fin de un Viaje Infinito, semejante canción es imposible que no te emocione,
no somos de piedra, y con esa combinación de armónica, guitarra y voz tan a lo
Bob Dylan nos ganó a todos y cada uno de nosotros.
Y todo llegó a su fin con Hombre de ninguna parte, su Nowhere man
particular, el documento de identidad del nuevo Xoel López, su carta de
presentación tras los años por América Latina, y Adiós corazón, su “hasta luego” a su público que le vio crecer y le
esperará a su regreso.