Las cosas claras: es sabida mi afición a Standstill. He tenido ocasión de verles varias veces, en dos de sus formatos: concierto eléctrico y ROOOM, en el que tocan en orden los temas de su último disco, Adelante Bonaparte (2010), ilustrados en una gran pantalla de cine.
Aún así, los asistentes al concierto del sábado 22 de Octubre, en la sala roja de los preciosos y casi nuevos Teatros del Canal del arquitecto Juan Navarro Baldeweg no esperábamos encontrarnos con algo tan nuevo y emocionante. Nos habían prometido un concierto diferente a lo anterior, y sólo ya antes visto en Barcelona: una orquesta, en la que además de los cuatro miembros del grupo, además de dos ayudantes (piano y trombón), habría siete músicos más en el escenario, a los violines, violonchelos, xilófonos, trompetas y lo que se preciara en una banda llamada ''la Bonaparte Ensemble''. La finalidad de todo este conglomerado sería la autoreinterpretación de sus canciones.
Al aparecer la banda y cesar los aplausos, se hizo el silencio total característico de los fans de Standstill: escuchar a Montefusco sobre todas las cosas. Como viene siendo costumbre, se empezó con Todos de pie, tema que abre el disco, y Enric al piano al inicio, con adición de instrumentos in crescendo. Pero al final de la canción, se activó el nuevo conjunto: violines, con la locura del cierre de canción. Ya desde el principio la emoción se palpaba, sabíamos que nunca habíamos visto nada igual. Nuevo silencio tras los aplausos, expectación, y Ayer soñé contigo, con todo tipo de arreglos en forma de vientos y cuerdas y enlazada con Vida normal de forma casi inconsciente, de modo que parecía que el final lógico de una fuera el inicio de la otra. Seguidamente sonaron Moriréis todos los jóvenes y la preciosa Hay que parar, con un marcado contraste y recorriendo de los epés (II) y (III). Así, entre aplausos y silencios, transcurrió la velada. Llegados a este punto, tocaba escuchar La mirada de los mil metros, del disco Vivalaguerra (2008), en la que resulta absurdo realizar cambio alguno, por lo que sólo quedaron los cuatro músicos en el escenario. De nuevo en el presente, Adelante Bonaparte (II), permitió seguir coreando al público en un teatro en el que daban ganas de levantarse de la butaca. En un ambiente más relajado, sonaron El Caminet, Cuando ella toca el piano con gran carga emotiva, y el lento compás ventoso de Elefante, todas en sintonía y pertenecientes al tercer epé.
Llegados entonces a la mitad del concierto, el grupo nos regaló una profunda reinterpretación de su anterior disco. Para empezar, 1 2 3 Sombra totalmente curiosa, con xilófonos, además de ¿Por qué me llamas a estas horas? y 1 2 3 Sol, canciones con la que pudimos finalmente brincar de pie.
Tras un pequeño descanso, el grupo anunció que reinterpretaría una canción de uno de sus discos anteriores. No, no, más anteriores. Sí. Nos encontramos a un Enric cantando en inglés la canción de hardcore punk What truth?, tan tan reinterpretada que ni se la reconocía, con base de violines y pianos. Con los pelos de punta, escuchamos La Familia Inventada, y vueltas atrás de nuevo, con La risa funesta, canción que yo nunca había escuchado en directo, y Cuando, con ese final interminable y delicioso. En algo tan nuevo no se pueden perder las costumbres, y el grupo pretendió cerrar el concierto con Canción sin fin, terminando así la Fábula Circular de la vida de B., el protagonista de toda esta historia.
Pero el público pedía más, y salimos ganando, con Adelante Bonaparte (I), con todo el público de pie y coreando finalmente, ese estribillo tan pegadizo y verdadero. Standstill consiguen escaparse de nuevo, crearse continuamente, no encerrarse en un bucle.
Sinceramente no imagino con qué nos sorprenderán la próxima vez. Pero lo harán. Es una canción sin fin.
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